Un viaje por Eslovenia
Eslovenia Turismo
Con el norte puesto en Austria, el oeste en Italia, el este en Hungría y el sureste en Croacia. Eslovenia se convierte en un país diminuto rodeado de gigantes con nombres conocidos. Con tan solo dos millones de habitantes, este rico rincón balcánico es un crisol de paisajes europeos concentrados en una superficie discreta. Los mejores viajes son aquellos que nos abren los ojos frente a sitios antes ignorados y ahora capaces de imprimir una huella imborrable en nuestro archivo de recuerdos viajeros.
Con vistas a Italia y a Croacia
Entramos en el país por la frontera con Italia, dejando Trieste a nuestras espaldas y recorriendo el Mediterráneo que 45 kilómetros más adelante, se encontrará con Croacia. Como un suspiro, así es la corta pero intensa costa eslovena, una mezcla diminuta de los pueblos pesqueros italianos y del litoral croata. Paralela al mar la vía Parenzana es un camino ciclista que enlaza Italia con Croacia, cruzando el breve litoral esloveno y aprovechando el trazado de una antigua vía estrecha de tren.
Esta carta de presentación de la Eslovenia mediterránea, cálida y relajante, queda subrayada por el centro portuario de Koper y por los núcleos turísticos de Piran y la termal Portoroí.
En la acogedora Piran, aldea de cuento de hadas con telón de fondo azul intenso. Y surge ya el primer arrebato de amor por este pequeño país, eso es lo que muchos turistan que han visto su belleza han contado. El perfume de mar sazona los paseos por callejuelas soleadas y tranquilas, donde la arquitectura veneciana delata el pasado de este enclave, igual que lo hace el bilingüismo de la mayoría de sus gentes. Esloveno e italiano comparten oficialidad en la histórica Piran, la ciudad que vio nacer al compositor y violinista Giuseppe Tartini que bautiza la plaza principal de la villa, a pocos metros.
En plena plaza Tartini, se puede observar la belleza do los edificios medievales de piedra caliza. Si se sigue caminando, ahora por la plaza Vecchia, y de ahí hacia las antiguas murallas que rodeaban la ciudad. Ajenas al pasado de esas piedras, las gentes del lugar se bañan en el mar, siguiendo por la muralla podrás llegar a iglesias como la de la Madonna de la Salute y, más arriba, la iglesia del patrón, San Jorge, que, según dicen, liberó la ciudad de las tormentas. Las vistas desde aquí son formidables, con Trieste a un lado y Croacia al otro. Y de fondo, el soplido del Bora; el viento del noreste.
Como llevados por el suave balanceo del mar y la tranquilidad que se respira en esta región, se puede alcanzar la zona de las salinas, el Parque Natural Salinas de Seóovlje, un lugar de una belleza sencilla y particular. Aquí se lleva a cabo la extracción de sal de alta calidad desde tiempos antiguos. Rica en minerales, la reina de las sales es la flor de sal, la que se recoge de las capas superiores de los recipientes donde se acumula.
En este lugar se puede visitar los criaderos de lubina de la granja de pescado Fonda, una auténtica boutique del pescado de calidad. Hugo Fonda fue el iniciador de un proyecto que contempla, ante todo, la protección del fondo marino y la producción del mejor pescado en su ambiente natural. Esta familia de biólogos recoge el testigo de Hugo para proseguir un negocio muy acorde con la protección del ecosistema marino.
LIUBLIANA, HISTORIA Y JUVENTUD
En el corazón de Eslovenia late su capital, Liubliana, una ciudad hecha a la medida del país: pequeña, compacta, diversa y joven. Su reducido tamaño, con una población que rodea los 280.000 habitantes, no es óbice para erigirse como una urbe moderna y vital, un escenario en el corazón del continente que forma parte de la Unión Europea desde el 2004 y que desde su ubicación, entre el este y el oeste del continente, recoge lo mejor de los países que la rodean.
Liubliana es de esas ciudades a las que el río que la surca, en este caso el Liublianica, les imprime el carácter y las define geográficamente. Y es a un lado del río donde se puede iniciar un paseo por la elegante ciudad de puentes y edificios modernistas, concretamente en la plaza PreSernov, que dibuja una de las postales típicas de la ciudad, con la rosada iglesia franciscana, de estilo barroco, y los tres puentes que recuerdan la confluencia de la antigua entrada de la muralla medieval.
El ambiente de la ciudad es alegre, los músicos callejerosamenizan plazas y rincones con terrazas al aire libre, haciendo sonar música balcánica al ritmo de violines y acordeones.
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